sábado, 30 de mayo de 2020

Circunstancia.

El logro más contundente al comenzar un nuevo ciclo de año, pude superarlo con esos clichudos deseos que se piden a media noche, con sus presagios y augurios al comerse doce uvas una por una... otros, solo vacilan embutiéndoselas a la vez. 

Y empiezo a sentirme más segura de mis actos sin estar preocupada por ese futuro, que nos lo pintan tan libertario por tener infinidades de opciones alrededor, pero no es más que una pérdida de independencia en la que pocos caemos en la cuenta. La racionalidad instrumental nos tiene cegados con emociones afectivas que alteran nuestra percepción de la vida, creando incertidumbres y el sentirnos atormentados frente a lo desconocido hace cuestionarnos con respecto  a dónde estamos llevando nuestro destino. 

No hay logros a los qué llegar, no hay triunfos que promuevan adrenalina para alcanzar las ambiciones expuestas en esta sociedad.

Todo empieza a sucumbir cuando te señalan con su gigante dedo índice. Manufacturan tus acciones como la más costosa prenda que vieron en aquella vitrina, pero no pueden comprar... refutando por algo que no han podido ni siquiera probarse. 

¿Por qué debería preocuparme lo que manifiestan sobre mí? 
¿Por qué siempre se debe ser la supuesta persona correcta? Si se puede tener un poco de maldad inocente sin causarle censuras peregrinas a los conservadores...