Él... Fue y sigue siendo un misterio.
Yo no lo conozco.
Lo conozco como animal.
Y a un animal no hay nada que pueda, ni deba detenerlo.
Siempre que quiero desahogarme, cuando se encuentran el papel y el lápiz, cuando necesitan mis sentidos expresar la levedad dentro del pecho, no pueden.
Se congelan.
Es un cuestionario.
Sigo intentándolo, pero entonces me siento realizando un crucigrama que solo logro terminarlo cuando llega el siguiente periódico y puedo ver las respuestas que dejé vacías.
Cuando las emociones pasan a segundo plano, y el placer llega al colmo de la lujuria.
Lo dejas ser.
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